Telecomunicaciones: Nada ha cambiado en dos décadas
De poco sirvió la apertura, no existe una auténtica competencia. El mercado sigue controlado por los mismos de siempre, los que mantienen precios altos y la mala calidad de los servicios.
Por Angelina Mejía Guerrero
A 20 años de que el mercado de las telecomunicaciones se abriera a nuevos participantes, aún no hay en el sector una verdadera competencia y el terreno de juego sigue disparejo.
En telefonía móvil o celular, que es el negocio de más valor en el sector, Telcel todavía controla más de 65% del mercado, pese a que, desde hace dos años, se le aplican medidas de preponderancia con la finalidad de que otras compañías estén en mejores condiciones de disputarle usuarios.
Las empresas de telefonía móvil se quedan con 54% del mercado total de las telecomunicaciones en el país, calculado en 440,000 millones de pesos (mdp). Telcel, de América Móvil, se lleva la mayor parte; la estadounidense AT&T, el 19.2%; y la española Telefónica, el 10.2%. Los márgenes de utilidad en este servicio están en torno de un atractivo 20%.
La telefonía celular no es el único mercado que muestra la precariedad de la competencia mexicana. En servicios fijos, que incluye telefonía, televisión de paga y conexión a internet, son tres los jugadores relevantes: Telmex, propiedad de los mismos dueños que América Móvil, factura 47.9% de los ingresos en este mercado; Televisa, con 22.9%; y Megacable, con 8.5%.
Otro mercado jugoso es el de la televisión de paga, y ahí Televisa no sólo no ha perdido el control, sino que ha ganado terreno. A través de la compra de empresas, está convertida en el mayor proveedor de televisión por cable y satelital. Tiene 57.1% de este mercado, según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a junio de 2016, muy por encima de sus competidores en televisión de paga: Dish, cuya cuota es de 20.8%, y Megacable, con 14.8%.
En otras palabras, la batuta de las telecomunicaciones sigue en manos de los acaudalados Carlos Slim y Emilio Azcárraga Jean, pese a que se suponía que la reforma constitucional hecha en 2013 acabaría con esta concentración crónica.
El año pasado, América Móvil redujo su cuota de mercado en 2% en la telefonía móvil, pero, aun así, Slim sigue como el jerarca indiscutible de las comunicaciones telefónicas, a través de Telcel y Telmex. En tanto, Azcárraga ha ensanchado su dominio a la tv de paga, a través de un puñado de cableras y de Sky.
Un mito, ¿el tamaño importa?
El IFT atribuye la falta de avances sustanciales al enorme tamaño de las empresas dominantes. “Existen incentivos para que el Agente Económico Preponderante (AEP) retarde las negociaciones y aumente los costos de transacción de los solicitantes (los competidores) al no proveer de manera oportuna toda la información de su red”, señala el instituto.
Pero los expertos dicen que el tamaño de las empresas no importa, si la regulación es suficientemente fuerte. Eso se traduce en obligar a que el preponderante permita que sus competidores accedan a su infraestructura en condiciones competitivas, es decir, que puedan usar la red de Telmex para dar el servicio.
Pero precisamente ése ha sido el gran pleito y uno de los mayores obstáculos para los competidores.
Aun con las medidas asimétricas, hay un acceso limitado y lento a los servicios de desagregación de la red local de Telmex, que no es otra cosa que permitir que los operadores puedan usar la infraestructura de esta empresa, eligiendo los elementos que requieran de la red y el punto de acceso para, así, llevar su servicio hasta el domicilio de sus suscriptores.
Ahí está el verdadero nudo gordiano que se tiene que cortar para que exista competencia efectiva, afirma Francisco Gil Díaz, consejero de Telefónica. “En México, la presencia y disponibilidad de banda ancha es muy escasa, comparada con el potencial que tenemos para ser más competitivos, porque no se ha logrado que el dominante dé la posibilidad de acceso a la última milla en las condiciones necesarias”, agrega el también ex secretario de Hacienda.
En tanto el dominante Telmex no cumpla con dar acceso a su red y con la desagregación del bucle en los tiempos y calidad adecuados, o lo haga a costos inviables para sus competidores, no habrá el despliegue de banda ancha y la competencia que necesita el país, sentencia Gil Díaz, quien estuvo al frente de Avantel, otro aguerrido competidor de Telmex.
“Ése es el costo de oportunidad [para el país]: no tanto que tengamos utilidades bajas o costos muy elevados, o dificultades para entrar al mercado, sino lo que está perdiendo el país y que, paradójicamente, perdemos todos”, apunta el ex funcionario.
Referencia:tomado Revista Forbes
Opinión del autor:
hoy en día donde las tecnologías en las telecomunicaciones avanza y el campo se hace cada vez mas grande con la necesidad de profesionales de forma inmediata, la inoperacia de acciones legislativas y judiciales para el control de los servicios ademas de que sea equitativa la competencia hace que se formen simplemente emporios los cuales manejan a placer el negocio de las telecomunicaciones, es necesario una lucha concertada entre los países para poder hacer que se reparta de mejor forma todo y así hacer avanzar de forma mas saludable las telecomunicaciones.